El Museo Islandés de Falología, conocido en islandés como Hið Íslenzka Reðasafn, es una institución única situada en Reikiavik, la capital de Islandia. El museo se fundó en 1997 en Húsavík, una pintoresca ciudad de la costa norte del país, antes de trasladarse a Reikiavik en 2012.
El museo está dedicado a la falología, el estudio científico del falo. Fue fundado por Sigurður Hjartarson con el objetivo de reunir especímenes de penes de todas las especies de mamíferos de Islandia. Además, el museo también exhibe especímenes de especies no autóctonas de Islandia, así como diversas obras de arte dedicadas al pene.
Las colecciones del museo cuentan con más de 200 especímenes de penes enteros de 46 especies animales diferentes. Esto incluye 17 especies de cetáceos, con un notable pene de ballena azul, 7 focas y morsas, un oso polar, roedores, zorros y visones. Además, hay una colección folclórica de 23 piezas relacionadas con más de 16 especies, y una sección extranjera que comprende más de 40 piezas. En total, el museo alberga 282 especímenes biológicos de 93 especies diferentes.
Historia & Antropología Animales
Kalkofnsvegur 2, Reikiavik
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El Museo Falológico Islandés en Reikiavik, Islandia, ofrece una experiencia única que es a la vez educativa y poco convencional. Este museo alberga una extensa colección de especímenes fálicos de diversas especies animales, incluidos los humanos. Los visitantes a menudo encuentran las exhibiciones informativas, proporcionando información sobre la biología y la evolución de los mamíferos. El enfoque del museo es generalmente científico, pero también incorpora elementos de humor y peculiaridad.
Muchos críticos aprecian la presentación directa y objetiva del museo sobre su tema. El personal es frecuentemente elogiado por ser conocedor y amigable, lo que mejora la experiencia general. La tienda de regalos, con su variedad de recuerdos inusuales, es una parada popular para muchos visitantes.
Sin embargo, algunos visitantes encuentran el contenido demasiado nicho o potencialmente ofensivo. El pequeño tamaño del museo se menciona ocasionalmente como un inconveniente, y algunos sienten que la tarifa de entrada es un poco alta para la cantidad de contenido. Algunos críticos señalan que la experiencia puede ser rápida, dependiendo de los niveles de interés individuales.
Vale la pena señalar que este museo no es adecuado para todos, particularmente aquellos que son sensibles a las exhibiciones biológicas explícitas. Los visitantes con una mente abierta e interés en la historia natural tienden a disfrutar más de la experiencia. Si bien puede que no sea una experiencia de museo tradicional, ofrece una visión de un aspecto único de la biología que rara vez se discute en entornos convencionales.
Esta calificación se basa en la calificación de este museo en varias otras plataformas.
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