La Plaza de Toros de Campo Pequeno (Praça de Touros do Campo Pequeno) es la plaza de toros de Lisboa. Fue construida entre 1890 y 1892 por el arquitecto portugués António José Dias da Silva. Su diseño se inspira en una plaza de toros de Madrid diseñada por Rodríguez Ayuso, que fue demolida posteriormente. El estilo del estadio es neomudéjar, un estilo romántico inspirado en la antigua arquitectura árabe de la Península Ibérica. En 2006, tras una importante renovación, se reabrió como estadio multifuncional. El estadio también alberga un centro comercial subterráneo, restaurantes y un aparcamiento.
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Campo Pequeno, ubicado en Lisboa, Portugal, es conocido principalmente como una plaza de toros y un recinto multiusos, más que como un museo tradicional. Construido a finales del siglo XIX, este icónico edificio de ladrillo rojo posee un distintivo estilo arquitectónico morisco. Aunque no es un museo en el sentido convencional, ofrece a los visitantes una visión del patrimonio cultural portugués.
El recinto acoge diversos eventos, incluyendo conciertos, exposiciones y corridas de toros ocasionales, las cuales son controvertidas pero forman parte de la tradición portuguesa. El edificio en sí es impresionante, con su diseño circular y sus intrincados detalles que atraen la admiración de los entusiastas de la arquitectura.
Los visitantes aprecian la estructura bien mantenida y su importancia histórica. Sin embargo, las opiniones sobre los eventos que se celebran aquí, particularmente las corridas de toros, son diversas. A algunos les resultan interesantes los aspectos culturales, mientras que otros se sienten incómodos con la práctica.
El sitio incluye una pequeña área museística que proporciona información sobre la historia de las corridas de toros y el propio edificio. Esta sección recibe un interés moderado, pero no es muy extensa.
En los días sin eventos, la plaza puede sentirse tranquila, y algunos visitantes consideran que hay contenido limitado para justificar la tarifa de entrada. Los alrededores ofrecen algunas opciones gastronómicas y tiendas, lo que se suma a la experiencia general.
El acceso es generalmente bueno, estando el recinto bien conectado con el transporte público. Sin embargo, algunos visitantes señalan que sería útil disponer de información más completa en inglés.
En general, Campo Pequeno es más un hito cultural que un museo tradicional. Ofrece una perspectiva única de las tradiciones y la arquitectura portuguesas, pero la experiencia puede variar mucho dependiendo de si se está celebrando un evento durante la visita.
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